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Factores de riesgo

Actualmente, se desconoce exactamente por qué motivos una persona desarrolla cáncer y otra no. La investigación científica muestra que algunos factores de riesgo incrementan las posibilidades de desarrollar cáncer.

Hay factores de riesgo de cáncer que no se pueden controlar como la edad o los aspectos hereditarios. En cambio, la prevención del cáncer primaria tiene como finalidad disminuir el número de casos de cáncer evitando los factores de riesgo conocidos que pueden prevenirse de forma efectiva.

Todas las personas tienen la capacidad para reducir el riesgo de tener cáncer, ya que la mayoría de los factores de riesgo de cáncer se deben a ciertos hábitos que se pueden modificar, los llamados factores de riesgo modificables.

Tener o cumplir uno o más de estos factores de riesgo no implica necesariamente que se desarrolle cáncer. Por otra parte, el hecho de que ciertos virus o bacterias aumenten el riesgo de desarrollar algún tipo de cáncer no significa que pueda transmitirse de una persona a otra.

Los factores de riesgo de cáncer más relevantes son los siguientes:

Envejecimiento

La mayoría de cánceres se producen en personas mayores de 65 años. Sin embargo, personas de otras edades, incluso los niños, también pueden desarrollarlo.

Historial familiar con cáncer

La mayoría de cánceres se desarrollan por cambios (llamados mutaciones) en los genes. Que el cáncer sea una enfermedad genética no significa que todos los cánceres sean hereditarios.

Los cambios genéticos que aumentan el riesgo de desarrollar cáncer se pueden transmitir de padres a hijos, se heredan. El cáncer hereditario es muy poco habitual en la población (5-10% de todos los cánceres). Hay que sospechar si:

  • Dos o más miembros de la misma rama familiar tienen el mismo tipo de cáncer.
  • Se diagnostica un cáncer en edades jóvenes (por ejemplo por debajo de los 50 años).
  • Un familiar directo ha sufrido dos tipos distintos de cáncer.

Tabaco

El tabaco es la principal causa evitable de enfermedad y muerte prematura de cáncer, y la que mejor se puede prevenir. El tabaco es el responsable del 30% de la mortalidad por cáncer. Existe un grado de evidencia considerable en el que el abandono del hábito comporta una reducción del riesgo de desarrollar cáncer. Esta reducción es progresiva desde el momento en que el individuo deja de fumar.

Fumar aumentar el riesgo de padecer cáncer de pulmón, cavidad oral, laringe, faringe, esófago, páncreas, vejiga, riñón, cuello de útero, colon y recto, hígado y leucemia mieloide.

El riesgo de desarrollar un cáncer por este hábito está relacionado con la duración del tiempo como persona fumadora a lo largo de la vida, la edad de inicio y la cantidad que se fuma, además del tipo de tabaco. Cuanto antes se abandone el hábito, mejor.

Por otra parte, las personas que no fuman, pero están expuestas regularmente al humo del tabaco también pueden tener cierto aumento de riesgo de padecer cáncer de pulmón.

Exposición solar

La exposición excesiva a las radiaciones ultravioleta sin ningún tipo de protección cutánea ha sido establecida como un factor de riesgo evidente del cáncer de piel, tanto del melanoma como del no melanoma.

El cáncer de piel no melanoma está asociado a la exposición solar acumulada a lo largo de la vida y aparece en los lugares del cuerpo más expuestos a la luz solar. En cambio, el riesgo de melanoma es mayor cuando hay un patrón de exposición solar intermitente, pero intensa con episodios de quemaduras solares como es típico de las vacaciones.

Escoger un buen fotoprotector solar, acortar el tiempo de exposición solar y evitar las horas de más intensidad son las medidas de prevención para evitar la aparición de un cáncer de piel, sobre todo en cuanto a los niños y adolescentes, quienes tienen más riesgo de sufrir quemaduras solares.

Alcohol

El alcohol es una sustancia carcinógena, según las evidencias recogidas por la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC). El consumo diario de más de dos unidades al día en los hombres y más de una en las mujeres, de bebida con alcohol a lo largo del tiempo, puede incrementar el riesgo de desarrollar algunos tipos de cáncer, como los de cavidad bucal, faringe, laringe, esófago, colon, hígado y pecho (en mujeres).

El consumo de alcohol y tabaco combinados potencia el riesgo de cáncer de cavidad oral, laringe y esófago.

Baja actividad física, obesidad, sobrepeso

La realización de actividad física se asocia a una disminución del riesgo de algunos tipos de cáncer. Existen evidencias de que la actividad física regular reduce el riesgo de desarrollar cáncer de mama (entre un 20 y un 40%) y de colon (40%). En el cáncer de útero (endometrio) el efecto es también moderadamente importante.

El Código Europeo contra el Cáncer recomienda realizar como mínimo de 30 a 60 minutos diarios de actividad física de intensidad moderada a vigorosa. La práctica de ejercicio físico de intensidad moderada, como por ejemplo caminar a paso vivo a diario durante media hora, ya se considera que tiene un efecto beneficioso para prevenir la enfermedad.

El equilibrio entre la ingesta calórica y el ejercicio físico es importante para evitar el exceso de peso y la obesidad. La medida más aceptada para cuantificar el sobrepeso y la obesidad es el índice de masa corporal. Se considera que un índice de masa corporal correcto debe estar entre 18,5 y 25,0 kg/m2.

La evidencia epidemiológica sugiere fuertemente que la pérdida de peso reduce el riesgo de algunos cánceres como, por ejemplo, los de colon, de mama en edades postmenopáusicas, de endometrio, de riñón y de esófago.

Dieta

Las personas que llevan una dieta pobre en frutas y vegetales y con exceso de grasa de origen animal, junto con una actividad física insuficiente o sufren sobrepeso, tienen un riesgo más elevado de desarrollar cáncer. Algunos estudios relacionan estos factores de riesgo con el cáncer de mama, colon, esófago, riñón y útero.

Tal y como explica el Código Europeo contra el Cáncer, las recomendaciones en torno a la dieta se centran básicamente en el efecto protector de los vegetales y la fruta fresca y el riesgo asociado al elevado consumo de carne roja, alimentos con alto contenido calórico (contenido alto de azúcares o grasa animal), así como evitar las bebidas azucaradas.

Una propuesta de dieta saludable es la mediterránea, que se basa en el consumo mayoritario de alimentos de origen vegetal, frescos y mínimamente procesados, como frutas frescas y verduras del tiempo, legumbres, frutos secos, cereales integrales, aceite de aceituna virgen extra y, en menor cantidad y frecuencia, los lácteos preferentemente fermentados y el pescado, seguido de las carnes (preferentemente blancas y magras) y los huevos.

Virus y bacterias

Diferentes infecciones causadas por virus y bacterias pueden provocar el desarrollo de un cáncer.

  • Papilomavirus humano: puede aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de cuello uterino. Se transmite por contacto sexual.
  • Virus de la hepatitis B o C: estos virus pueden producir cáncer de hígado, incluso años después de la infección.
  • Virus humano de las células T (HTLV1): puede aumentar el riesgo de desarrollar leucemia o linfoma. Se puede adquirir a través de la sangre, por contacto sexual o de madre a hijo en el momento del parto o la lactancia.
  • Virus de la inmunodeficiencia humana (VIH): aumenta el riesgo de desarrollar linfoma y un cáncer muy poco frecuente llamado sarcoma de Kaposi.
  • Virus de Epstein-Barr: este virus causa la mononucleosis y se relaciona con el aumento del riesgo de desarrollar un linfoma.
  • Herpesvirus humano: se le relaciona con el riesgo de desarrollar el sarcoma de Kaposi y algún tipo de linfoma.
  • Helicobacter pylori: aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de estómago o algún tipo de linfoma.

Hormonas

Durante el proceso de la menopausia es posible que esté indicada la utilización de la terapia hormonal para mejorar algunos síntomas. Estas hormonas pueden aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de mama, problemas cardíacos o embolias.

Naturalmente, cuando se indica esta terapia se tienen en cuenta estos riesgos y el contexto global e individual de la salud de la persona.

Productos químicos u otras sustancias

Las personas que trabajan en lugares donde podrían estar expuestas a ciertas sustancias y no toman las medidas de seguridad adecuadas tienen mayor riesgo de desarrollar cáncer. Algunos estudios muestran como sustancias de riesgo para desarrollar cáncer, los asbestos, los bencenos, la benzidina, el cadmio, el níquel y el clorito de vinilo.

Por tanto, es importante que en el trabajo se cumplan las medidas de seguridad para evitar el riesgo de exposición a estas sustancias.

Radiaciones ionizantes

Las radiaciones ionizantes suelen utilizarse muy a menudo en el ámbito de la salud. Existen dos tipos: por un lado, la radiación de baja tasa de dosis, que suele emplearse para realizar radiografías simples en el tórax o bien mamografías, por ejemplo. Y por otro, la radiación de alta tasa de dosis, que es la que se utiliza para la radioterapia, un tipo de tratamiento del cáncer.

El riesgo de cáncer que puede acarrear la radiación de baja tasa de dosis es realmente muy pequeño, y el de alta tasa es ligeramente superior. Sin embargo, los beneficios que suponen superan los riesgos

Fuente: Canal Salud / Liga contra el cáncer de Tarragona y las Terres de l’Ebre